jueves, 17 de julio de 2014

Anari - Habiak (Esan Ozenki 2000)

Jon Koldo L. Salas en su nido.
Hoy, otra vez tenemos una de esas colaboraciones que a mi me hace tan feliz. En esta ocasión es Jon Koldo L. Salas el músico que se acerca a nuestro blog para hablarnos de un disco elegido a medias. Este hombre fue el primer vocalista de Neila, grupo que empezó a funcionar allá por 1999 y que debutaría discográficamente en 2001 con un EP homónimo que editó My Heart Empire. Un par de años después, debido al fallecimiento de sus padres en un corto periodo de tiempo, Jon se bajó del barco, que siguió su rumbo. Estuvo unos años sin cantar, y al volver a hacerlo decidió seguir en solitario, bajo el alias de (musicroom). Con este nombre editó al menos dos maquetas, I y II, parece ser que en 2006 y 2010, esta última con canciones basadas en poemas de "La Melancólica Muerte Del Niño Ostra" de Tim Burton. A mi, esta última me ha dado curiosidad pero no la he encontrado por la red para escucharla. Al parecer tuvo una pequeña edición en cassette.
Fue en 2013 cuando Jon Koldo L. Salas sacó un primer disco a su nombre, de título Lanzando Tus Zapatos Atados A Un Cable De La Luz, bajo el paraguas de Miusichole, con una cuidada edición en CD hecha por él mismo. Este disco le ha dado algunas alegrías inesperadas, por un lado ha vuelto a grabar En La Ciénaga Esdrújula, una de sus canciones, con la colaboración de Josele (ahora en Elle Belga y anteriormente vocalista de Manta Ray), y Suma, es decir Frank Rudow y Laura Clark. Por otro, el sello americano Fly The Light Records ha decidido incluir una de sus canciones, creo que Una Galaxia En Su Sonrisa, en un recopilatorio en vinilo que llevará por título Rock For Love, y cuyos beneficios irán destinados a un centro de salud de Memphis. Para colmo de bienes, ya ha anunciado que su segundo disco, Tardes De Arena, viene de camino, y que tendrá edición en cassette a cargo de Miusichole, Ultra - Local Records, Fly The Light Records y Helium Records.
Fue una reseña de los antes mencionados Suma en este blog la que nos hizo entrar en contacto y en poco tiempo estuvimos de acuerdo en el disco elegido. Mi primera oferta fue Euria Ari Du de Joseba Irazoki. Él puso tres sobre el tapete, Askatu Korapiloak de Dut, Habiak de Anari, o Ezarian de Lisabö, ninguna pega, pero claro, Anari es una debilidad, se ve que de los dos, así que... aquí vamos, a por Habiak.
Y para quien no sepa de qué va esto, pues es bien sencillo, cada uno de nosotros escribe un texto sobre el disco elegido, sin saber uno lo que escribe el otro, y al final los ponemos juntos, a ver si los textos se complementan, se contradicen o lo que sea.

Jon Koldo dice:
El aire plomizo. Las letras sobre un "nosotros" en lo cotidiano y en esa naturaleza que nos rodea. La gravedad de la compañía a coro. Momentos a la par, momentos de caminares separados e incluso enfrentados. Lo estruendoso de lo pequeño. Guitarras incansables rotas que todo lo llenan. Los tiempos en que Black heart procession, smog, cat power, swell, spain, tindersticks, luna, calexico... nos visitaban y todos/as tomando notas. Y ella, en aquella noche navideña junto a DUT y LISABÖ sorprendiendo a nuestra futura memoria como irrepetible y única. Aquel Antzoki. Tantas cuerdas como sea posible. Ansiedades, angustias, inseguridades, miedos y la caótica energía de esas edades. Delicadeza áspera siempre bella, siempre frágil. Las emociones hechas lamento arrastrado. La profesora y sus alumnos/as cruzando la línea con un pasito más allá de los dados con anterioridad. La música no son sólo notas, golpes y palabras. Estructuras esclavizadas por las sensaciones subrayando que siguen ahí, que todo lo controlan. Sierras dobladas que nacieron para ser música, no para talar árboles. Esa página de la historia de la música de una lengua tan vieja como el diablo, tan bella como dura. Transigente en la medida de lo posible. El regalo de pertenecer y el orgullo de no poder ser otra cosa. Nos mece, nos calma. Montañas, robles, hayas, zarzas, hierba alta. Gotas de lluvia que te empapan al chocar contra ellas y te acompañan de por vida. Demasiadas mañanas lluviosas cono para que no nos afecten. Avanzar, no hay opción, avanzando tan lejos y rápido como puedas para llegar cuanto antes al mismo punto. Noches y mañanas que apenas podemos diferenciar. Lo que queda entre ellas es la capacidad de cada uno/a para sobrevivir. Lo majestuoso a veces es sentarse sobre esa piedra inamovible y aparentemente muda y darse cuenta de que con dos ojos es imposible abarcar toda la belleza que nos rodea generación tras generación. Nos transforma, nos abraza. No puedo pensar un yo sin mi tierra. No puedo pensar mi música sin este disco. No puedo imaginar un disco que hable tanto y sea tan fiel a una tierra.

Anari "Habiak"
Un regalo poder contarlo Alfredo.

Alfredo dice:
Después de estar muchos días escuchando este disco, que llevaba demasiado tiempo sin oír, lo primero que les puedo decir es que me resulta muy difícil intentar describir con palabras la música que hay aquí. Releo los créditos y aparte de unos músicos magníficos de los que hablaremos después un poquito, no hay nada extraño. Voz, guitarra, bajo, piano, contrabajo, samplers... La suma o combinación de estos elementos es incapaz de explicar por si sola lo que surge de este CD.
A Anari la descubrí con Galderak I, una canción maravillosa que aparecía en un recopilatorio que regalaba el RDL dedicado a los sellos Esan Ozenki y su división internacional, Gora Herriak. Esta canción pertenecía a su primer disco y yo corrí a comprármelo no recuerdo dónde, lo que si recuerdo es que de primeras no me gustó todo lo que quería. Unos años después llegó Habiak, su segundo disco.
Anari canta en euskera, una lengua que me ha fascinado desde pequeño, que mi padre llamaba vascuence porque así se lo enseñó Franco, y con la que yo entré en contacto gracias a las bandas de punk que venían desde el norte. Una lengua que para mi, desde entonces, es símbolo de libertad, de resistencia, de dignidad, del orgullo del pueblo frente a la cerrazón de los que mandan. Celosamente Gordea de BAP!! creo que seguirá entre mis canciones de cabecera para siempre.
Igual, simplemente es lo que tanto dice mi madre: "Para gustos, colores", y no hay una explicación más complicada para estos asuntos, pero es que Habiak no es solo que me guste, es que me emociona como pocos discos lo hacen. Creo que la voz de Anari tiene que ver mucho en esto, capaz de ponerme los pelos de punta en cualquier momento, alargando una vocal, subiendo el tono para enfrentarse a una estrofa. Severa y a la vez dulce, como la de una madre cuando dice de corazón verdades duras.
Como dije antes, el trío que acompaña a Anari en este disco es de lujo. Son Drake, Mikel Abrego, que venían de tocar en los mencionados BAP!! y este último también en Negu Gorriak, y Xabi Strubell, que por entonces andaba en Dut. Y otra vez las voces, porque aquí están Ruper Ordorika, junto con Petti y Zulu, para doblar la de Anari y estremecer cada vez que aparecen.
Siempre me gustó escucharlo a solas, o muy pegado a alguien, me parece que hay mucha intimidad en este disco, y que además no se quiere adornar ni disfrazar, pero tampoco exhibir, solo mostrar de manera natural y honesta, sincera. Y además están las canciones, once, todas poderosas, bellas, simplemente maestras.
No sé si se hacen una idea.

Jon Koldo quiere que escuches Geuk Piztutako Suak.



Alfredo quiere que escuches Zubiak.




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